jueves, 27 de octubre de 2011

La Decadencia de las Relaciones Sociales




DESIDIA: En una sociedad relativista sin dogmas, el bien o el mal no tienen importancia. La gente necesita ser juzgada para actuar bien, no saben escoger por si mismos el camino más largo.


Vivimos en una época en la que reina el individualismo en detrimento del sentimiento de comunidad. El Capitalismo ha hecho que la personas no se necesiten unas a otras, como en sociedades pasadas, y que el “yo” sea el máximo exponente. Esto, unido al estado de bienestar, hace que el hombre entre en una inútil y absurda competición constante por necesidades psicológicas y materiales inventadas. Esta tendencia al egocentrismo y al hedonismo, que tanto espacio ocupan en nuestras vidas, hacen que nos dejen de importar los que hay a nuestro alrededor. Es aquí donde comienza la desidia en las relaciones sociales.



Una vez bien asentado el sistema capitalista, se ha creado una corriente de relativismo absoluto en las relaciones interpersonales, de manera que no existen límites que las regulen, el ego es el protagonista indiscutible, legitimando que unas personas pasen por encima de otras impunemente para asegurarse la “Pole Position”.



La honradez, la dignidad, la empatía y el compañerismo están abandonados, son escasos o se limitan a intereses personales.



Tristemente este es uno de los motivos por los que existen las guerras, ya que legitima el aplastar vidas humanas por el ansia de poder (competición/comparación y falta de conciencia o empatía), la pobreza (falta de empatía, compasión o compañerismo) y las depresiones personales actuales (por comparación, competición, no llegar a las metas...)


No obstante este estado social, al igual que el Capitalismo, está condenado al fracaso y extinción ya que solo conduce a la autodestrucción, partiendo de la base de que siempre hay alguien “mejor”, y siempre habrá esa ambición por tener lo que tiene otro al existir la comparación. Por tanto la competición será un bucle sin fin.


Donde está el origen de este problema social es en la falta de valoración de las personas con respecto a sí mismas, para no tener que competir por cosas absurdas y explotar así sus cualidades positivas personales que hacen de cada humano un ser único, y usar estas en beneficio del resto con quienes comparten el planeta. Así cada uno cumpliría su papel y dejaría de intentar ser alguien que no es por culpa de la presión social. El mundo sería más pacifico y humano.



Tristemente, después de tantos años de civilización aun no hemos aprendido la lección.








Rachel Cyanide